X Ruta del rey Jayón





El día 25 de abril el colectivo (16 participantes) se acercó a Llerena en Badajoz para realizar la X Ruta del Rey Jayón y visitar la Mina de la Jayona de Fuente del Arco. Esto último, desgarciadamente, no pudimos realizarlo por llegar tarde a la Mina. Algún día haremos la visita sin marcha para que no nos pille el toro.
Como somos muy curiosos hemos querido enterarnos de todo lo relacionado con este tal Jayón y la siguiente narración nos habla de su leyenda y del por qué de la ubicación de la Ermita de la Virgen del Ara.


Leyenda del rey Jayón

Habitaban en esta zona la Princesa Erminda y su padre, el rey moro Jayón, que era ciego.
Bien pudiera ser que estos personajes de la historia, fueran reyezuelos Taifas, es decir, los pequeños reyes que en el último periodo de la denominación musulmana habitaban en la península.
Bueno, pues un buen día la Princesa se encontraba jugando junto a una fuente y se le apareció la Virgen María, en forma de una joven doncella, sobre la copa de una encina. Esta aparición se hizo más frecuente, hasta que un día vio brillar sobre la cabeza de la jovencita una aureola destellante.
Erminda le preguntó:
- ¿Quién eres?
- La Virgen María, -le contestó la jovencita-.
- Pues entonces, si eres la Virgen. ¿Por qué no le devuelves la vista a mi padre?.
- Lo haré, pero cuando os convirtáis al cristianismo.

Al convertirse Erminda y Jayón, este recobró la vista.
Entonces comenzó a levantarse una capilla en su honor en un lugar muy cercano, donde hoy figura una cruz de hierro; pero lo que construían durante el día, por la noche se derrumbaba. Así, el rey empezó a tener miedo y trató de huir del lugar, pero al intentar atravesar la Ribera del Ara, el agua se lo impidió.
Habló con la Virgen y Ésta le dijo que la ermita que estaba construyendo se le derrumbaba porque no la hacia en el lugar que Ella deseaba. Es decir, en la encina donde se aparecía. Así pues, se levantó la ermita en el lugar en el que hoy existe, y se dice que la encina se cortaba y volvía a retoñecer.
La construcción de la ermita la realizaron todos los moros convertidos y uno que abandonó renegando su fe cristiana, los demás lo castigaron y lo pusieron preso de corma (especie de cepo formado por dos tablas que lo ponían en los pies para que no pudiera moverse) y cadenas; después se vería libre de este castigo por mediación de la Virgen.
La ruta, organizada por la Asociación Tomillo y Orégano de Llerena y los ayuntamientos de la zona, tiene unos 26 Kms aprox y transcurre por zonas de campiña y sierra de jara y retama. Aún siendo dura es asequible y merece la pena hacerla.
A las 9:15 recogimos las acreditaciones en las inmediaciones de la Mina Jyona para comenzar a caminar primero llaneando y en poco rato subiendo un cerro que nos llevaría a la inmediaciones de la Ermita de la Virgen del Ara.











Con unos mágníficos frescos en su bóveda, la ermita es denominada la "Capilla Sixtina" de Extremadura







Después de visitar la ermita tuvimos el primer avituallamiento , punto que aprovechamos para reagruparnos.






La construcción que se ve en la cima del cerro es la alcazaba y, éste sería nuestro próximo destino.







Pasamos por la localidad de Reina e iniciamos una subida que a todos sorprendió por su desnivel. Pero merecía la pena, pues el paisaje que desde allí se podía contemplar era magnífico.











Tras descansar un rato, reponer fuerzas y volver a juntarnos los miembros del grupo emprendimos camino hacia el Teatro romano de Regina. En este luigar los que quisieran podían abandonar las marcha; la organización tenía allí preparados varios autobuses con ese cometido. Pero nosotros somos valiente y continuamos ruta hacia Casas de Reina. Este trozo fue algo feillo pues se hacía por carretera y nos dejó algo tocados para el final de la ruta que, a mi parecer, fue lo más duro.







En este pueblo los participantes podían elegir entre continuar hacia Llerena por la campiña o hacerlo por la sierra; nosotros elegimos la sierra y, aunque no nos arrepentimos, si que nos acordamos un tiempo del Rey Jayón y de su hija Erminda.




En la base de un cerro encontramos el tercer avituallamiento y aquí nos indicaron lo que nos quedaba todavía. Hubo un momento malo, pero gracias a Pedro y sus animos nos sobrepusimos y empezamos a subir entre olivos y jara con bastante calor y con ganas de llegar ya al final.





Caras de satisfacción al llegar a la cima del cerro.



Cuando divisamos la torre de Llerena pensamos que estábamos al final de la marcha. Todavía quedaba un buen trecho de bajada y de camino en llano; pero con calor y los pies muy tocados. Por lo que cuando entramos en la Plaza del Ayuntamiento dimos gracias y nos relajamos tomando una estupenda cervecita.

Las fotografías son de Jose Facenda y Luis Miguel Muñoz,(Gracias compañeros). Muchas gracias a los asistentes. Y lo dicho, en otra ocasión visitaremos la Mina, pero sin andar o con más tiempo.

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