Poco agraciada era la novia y pocos los invitados que acudieron al convite.
Tan sólo seis marchosos nos animamos a conocer el Pantano de la Jabalina, una de las rutas homologadas por la FEXME en la Mancomunidad Sierra de San pedro.
Madrugamos un poco para evitar el calor, y salimos a las 8:30 de Valencia dirección Membrío, empezando la marcha a pie sobre las 8:50 aprox. El madrugón sirvió de poco.
Después de ver el plano hemos llegado a la conclusión de que la salida de Membrío la hicimos por donde teóricamente teníamos que entrar, pues una vez cruzada la Nacional 521 y, dentro del camino, tardamos mucho en encontrar las señales de sendero.
La ruta transcurre en su totalidad por una inmensa dehesa de encinas que, sin ánimo de menospreciarla, la hace un tanto monótona, teniendo en cuenta que son muchos kilómetros con el mismo paisaje.
No obstante, disfrutamos mucho del paseo y la conversación. También tuvimos algo de suerte y vimos un par de veces algunos ejemplares de venao.(Amparito y Vicente más, pues vieron una liebre)
Una vez completamente seguros de que estábamos en el camino correcto respiramos tranquilos y nos fuimos acercando poco a poco y entre jaras al Pantano de la Jabalina.
Ya en el pantano y con un poquito de vértigo, pues el lado izquierdo del muro tenía una buena caida, nos sentamos a descansar, disfrutando del paisaje, de la calma de las aguas, del silencio y de la valentía de Vicente al borde del precipicio.
Y después de reponer fuerzas con un poquito de agua y alguna barrita energética del macuto del José Ramón, siempre bien pertrechado, emprendimos el regreso, esta vez con seguridad en el camino que tomábamos. "El mismo que habíamos traido"